Detalle

Cooperación internacional en tiempos de COVID-19

Martes, 11 Agosto, 2020 - 13:30

A diferencia de epidemias anteriores, la llegada del coronavirus SARS-CoV-2 a los países con los que trabajamos en África, América Latina y Asia fue una crónica anunciada. Y aunque algunos países con experiencia frente al ébola como Liberia y Sierra Leona activaron rápidamente medidas de prevención, en muchos otros países los contagios siguen extendiéndose sin control, como en Ghana o Colombia. Esto supone “una situación desafiante para todas las instituciones sanitarias”, como explicó a Juan Ciudad ONGD Valentine Bruku, Director financiero de la Provincia de San Agustín de África de la Orden Hospitalaria. Foto superior: Atención en el Hospital SJD de Asafod (Ghana).

 

Personal del Hospital San Juan de Dios de Koforidua durtante una formación en protocolos SARS-CoV-2 (Ghana).

 

Sin embargo, tenemos la oportunidad de aprender de los errores, y por eso Juan Ciudad ONGD sigue defendiendo el derecho a la salud y la necesidad de mantener la cooperación internacional para el desarrollo. Ya que a la compleja situación que ya existía cada día para atender la malaria, el dengue, el SIDA, la polio o la tuberculosis, hay que añadir la enfermedad COVID-19. Sin olvidar, además, la crisis social y económica que está llegando tras el coronavirus.

El 31 de enero de 2019 la Comisión Municipal de Salud de Wuhan, en China, notifica un conglomerado de casos de neumonía en la ciudad. Más tarde se sabría que se trataba de un nuevo coronavirus, que dio el primer salto oficialmente fuera del país el 13 de enero de 2020, cuando se confirmó el primer caso en Tailandia.

En España lo detectamos dos semanas después, el 31 de enero, con el positivo en COVID-19 de un turista en La Gomera. Ante el despuntar de casos en numerosos países, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la epidemia de coronavirus como una emergencia de salud pública de importancia internacional el 30 de enero. Sin embargo, nada pudo parar el tsunami que recorrió todo el planeta en los meses siguientes, y aún mantiene en vilo a 188 países afectados, con más de 20 millones de casos confirmados y 737.022 personas fallecidas, según la Universidad Johns Hopkins con datos del 11 de agosto de 2020.

 

Luis Vilca, coordinadora de proyectos del Hospital Cristo de las Américas en Sucre (Bolivia), durante el reparto de alimentos a Promotores de Salud Comunitaria en siete centros de salud bolivianos en el Departamento de Chuquisaca.

 

En África Subsahariana y América Latina los primeros casos de COVID-19 se detectaron a finales de febrero, prácticamente un mes después que en España, lo que obligó a la OMS a declarar oficialmente que se trataba de una pandemia el 11 de marzo.

A partir de entonces comienzan a imponerse la mayor parte de las medidas de confinamiento y estados de alarma en parte de Europa y los otros continentes, como si de pronto una pieza de dominó por fin cayera y empezara a empujar al resto. Pero mientras tanto, en el primer trimestre de 2020, el coronavirus SARS-CoV-2 había estado circulando de manera invisible, confundiéndose con la gripe en España, como pasó con los primeros casos de ébola en África Occidental en 2014, que se confundían con la malaria.

Adaptarse a una realidad desconocida

En nuestro país los centros de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios se volcaron en adaptarse al nuevo escenario y seguir atendiendo a personas enfermas y vulnerables, tratando a más de 500 pacientes de COVID-19 en España.

En Juan Ciudad ONGD también reaccionamos rápido, poniéndonos a disposición de nuestras contrapartes, que esperaban con incertidumbre la llegada del coronavirus, que ya estaba causando estragos en algunos centros sanitarios del norte de Italia o la Comunidad de Madrid.

Nuestra experiencia en anteriores crisis sanitarias, como la epidemia de ébola de 2013-2016, nos dejó algunas lecciones muy valiosas, por lo que sabíamos que actuar con rapidez marca una gran diferencia, así como hacerlo en coordinación con las autoridades sanitarias y otros agentes locales e internacionales.

 

Atención de un paciente con discapacidad en el Centro de Rehabilitación San Juan de Dios de Monze (Zambia).

 

Esto posibilitó que el personal sanitario de los hospitales y clínicas de San Juan de Dios en África se preparase en protocolos de protección y manejo de casos sospechosos de COVID-19, además de poder hacer un primer acopio de materiales de protección e insumos para frenar la entrada del coronavirus en los centros.

“Gracias a los fondos de emergencia que pudimos reunir y empezar a enviar desde finales de marzo de este año, hemos contribuido a evitar el colapso y posterior cierre de los servicios sociosanitarios de la Orden Hospitalaria en países como Liberia, Sierra Leona, Ghana y Camerún”, explica Gonzalo Sales, directo de Juan Ciudad ONGD.

En América Latina también se ha enviado ayuda, “que ha servido igualmente para la adquisición de materiales de bioseguridad y alimentos para los trabajadores y familias sin recursos –continúa Sales–, que lo han pasado muy mal durante el confinamiento, ya que a la emergencia sanitaria hay que sumar la pérdida de empleo y otras consecuencias económicas negativas”.

Sobre el terreno

En España, el equipo de la ONGD estuvo trabajando en remoto durante el confinamiento, intensificando llamadas y video conferencias con todos los hospitales y centros con los que colabora en 16  países. Entre las primeras acciones destacan el envío de recomendaciones específicas a todos los centros con proyectos activos, para adaptarlos al escenario de la epidemia, con la prioridad de mantener los puestos de trabajo y proteger a los trabajadores y personas beneficiarias de los proyectos.

Esto conllevó medidas drásticas en algunos lugares, como el cese temporal de las actividades de salud comunitaria impulsadas por la Clínica San Juan de Dios de Iquitos (Perú) y desde el Hospital San Juan de Dios de Lunsar (Sierra Leona). Sin embargo, en otras ocasiones permitió innovar, como en el Centro San Benito de Soacha (Colombia), donde también se suspendieron los talleres presenciales de capacitación laboral para mujeres cabeza de familia, pero se pudo realizar un interesante estudio psicosocial durante el confinamiento vía telefónica, que ha revelado datos fundamentales para diseñar las futuras intervenciones, como que el 94% de las mujeres beneficiarias del proyecto se encuentra en paro.

Además, el 24 de marzo se creó el Comité de Crisis de África COVID-19 de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, con el objetivo de coordinar la respuesta de la Institución a las necesidades de sus centros en los países con recursos escasos. Y en América Latina la ONGD se sumó a la red de San Juan de Dios que ya existe llamada Comité de Cooperación de Solidaridad  (COMCOSOL).

 

En los archivos del Hospital Católico San José de Monrovia se conservan los datos de miles de pacientes, siendo las primeras causas de mortalidad la malaria, tuberculosis, infecciones respiratorias y SIDA, y a las mujeres se suman las complicaciones durante la gestación y el parto.

 

En total la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios ha enviado más de medio millón de euros de fondos para cubrir las necesidades de la epidemia en 27 centros ubicados en regiones desfavorecidas. Unos fondos que provienen de la ayuda reunida a través de Juan Ciudad ONGD y otras entidades de San Juan de Dios en Italia, Holanda e Irlanda, así como la propia Curia General de Roma.

Qué nos espera…

El futuro es incierto con respecto a la evolución de la pandemia de COVID-19, aunque la comunidad científica cree que “Para derrotar al virus tal vez sea necesario un conjunto de actuaciones como las que detuvieron epidemias históricas: medidas de control social, medicamentos y una vacuna”, afirma Lydia Denworth en el nº525 de la revista Investigación y Ciencia, la edición española de Scientific American.

Así que todo apunta a que en esta carrera de fondo no podremos bajar la guardia en los próximos meses, además de que la respuesta frente a la pandemia debe ser global, y coordinada entre las regiones con índices de desarrollo más altos, medios y bajos. Por ello, la cooperación seguirá siendo una pieza clave, y desde Juan Ciudad ONGD seguimos trabajando para que la intervención con colectivos vulnerables, como personas enfermas y en riesgo de exclusión, no disminuya.

En Europa en estos momentos estamos estrenando la denominada “nueva normalidad”, con rebrotes que aún pueden revertir los logros alcanzados. En África, América Latina y Asia hay muchos países que se encuentran en plena escalada de contagios, y es necesario seguir apoyándolos.

Juan Ciudad ONGD ha lanzado la campaña "STOP COVID-19" para seguir recaudando fondos y mantener los proyectos de cooperación activos y la ayuda frente al coronavirus, de manera que no haya retrocesos en la defensa del derecho a la salud, avalado por el Objetivo de Desarrollo Sostenible nº3.

Un claro ejemplo es la intervención que promueve el Hospital Cristo de las Américas de Sucre (Bolivia) desde 2018 en el Departamento de Chuquisaca, donde colabora con siete centros de salud del gobierno para formar Promotores de Salud en 51 comunidades rurales. Un proyecto que fortalece la red sanitaria en beneficio de miles de personas cada año, además de que son estos Promotores de Salud los que ahora pueden realizar el seguimiento de casos sospechosos de COVID-19 en esa región.

 

La punta de West Point, en Monrovia (Liberia) es uno de los barrios con mayores índices de pobreza de la ciudad, sin instalaciones de saneamiento adecuadas, lo que impide que sea posible realizar medidas básicas de prevención de COVID-19 como el lavado constante de manos con agua y jabón.

 

Iniciativas como esta podrán sostenerse y continuar con el dinero que se recaude en la campaña Stop COVID-19, ya que la organización destinará los fondos a reforzar dos áreas que deben funcionar simultáneamente en la actual pandemia. Por un lado, los triajes y a los profesionales sanitarios protegidos; y por otro, permitirá mantener abiertos los servicios de salud materno-infantil y de enfermedades prevalentes como malaria, tuberculosis, VIH, entre otras enfermedades infecciosas que causan una alta mortalidad, mayor incluso que la de COVID-19.

En este momento Estados Unidos, Brasil, Perú y Rusia registran los peores datos, con más de 10 millones de casos (el 50% del total en el mundo), seguidos de Sudáfrica, México, Perú y Colombia. España, con 322.980 casos de COVID-19 ocupa el puesto número 11, y se enfrenta a diferentes rebrotes y un incremento de casos.

Como afirma la Coordinadora de ONGD para el Desarrollo de España en un comunicado del 8 de julio de este año, la cooperación tiene mucho que hacer ante la pandemia, por eso “la dimensión global y la solidaridad internacional siguen siendo clave para nuestra supervivencia como país y como humanidad”.

 


 

Por Adriana Castro Terán. Responsable de Comunicación de Juan Ciudad ONGD.

Fotos: Juan Ciudad ONGD 

 
 
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